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Sumario Jovenes Lideres en Israel Primavera 2004 - Pessah 5764

Editorial
    • Editorial

Pessach 5764
    • Responsabilidad - Generosidad – Libertad

Entrevista exclusivo
    • Gaza - Una idea realista?

Jovenes Lideres en Israel
    • Yuval Steinitz

Testimonio
    • Compasion – Si - ¡Piedad – No!

Alemania
    • La Villa de Wannsee
    • La Conferencia de Wannsee de 20 de Enero de 1942
    • Determinación y Persecución
    • El Museo Judio de Berlin

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Yuval Steinitz

Dr. Yuval Steinitz. Foto: Bethsabée Süssmann

Por Roland S. Süssmann
Durante los primeros años de la publicación de SHALOM, creamos un apartado que se titulaba “Jóvenes líderes en Israel”, en el que presentábamos a jóvenes políticos, médicos, científicos, músicos, empresarios, etc... Con este propósito entrevistamos a Benjamin Beguin, Ehoud Olmert, Benjamin Netanyahou, etc... ..Hoy, hemos decidido reanudar esas crónicas y nuestro primer perfil está dedicado a YUVAL STEINITZ, Presidente del Comité de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Knésset.
Nacido en 1958, Yuval. Steinitz es Doctor en Filosofía, diplomado por la Universidad hebrea de Jerusalén y por la Universidad de TEL Aviv. Ocupó durante dos años la titularidad de la cátedra de Filosofía en la Universidad de Haifa y ha publicado cuatro tratados de filosofía, entre ellos “ Invitation to Philosophy “(Invitación a la Filosofía) con enorme éxito en Israel, reeditado 24 veces. El Sr. Steinitz ha publicado también sus artículos en los periódicos de mayor tirada nacional e internacional, inclusive en el New York Times, siendo sus temas predilectos: la posición estratégica de Israel, las consideraciones estratégicas de los Árabes, las relaciones entre Israel, los medios de comunicación y la democracia. Judío tradicionalista pero no-practicante, está casado y es padre de tres hijos.

En estos momentos Ud. ostenta un cargo importante en el panorama parlamentario israelí. ¿Cómo se inició Ud. en política?

Yo no seguí los cauces normales puesto que llegue desde el sector académico. A lo largo de estos diez años, he vivido un cierto número de cambios fundamentales, el más importante ha sido mi salto de la izquierda a la derecha. Durante los años 80 fui un miembro muy activo e importante del movimiento “Paz Ahora”, participé en numerosas manifestaciones tanto a favor del proceso de paz como a favor de la creación de un Estado Palestino. Un año después de la firma de los acuerdos de Oslo y ante la nueva escalada de atentados terroristas, me di perfecta cuenta de que aquello no era un proceso de paz, y sí un proceso de guerra. Fui consciente también, de que la idea de cambiar paz por territorios era totalmente errónea y que para Arafat y los palestinos, esta fórmula significaba “territorios a cambio de odio, terrorismo e incitación al odio”. Así pues en 1994 me replanteé todas mis convicciones y pasé del movimiento “Paz Ahora” al Likud, ofreciendo todo mi apoyo a Benjamin Netanyahou. En aquella época me encontraba en una situación bastante difícil, fue un período de mucha euforia, las ceremonias con Arafat se sucedían y mis amigos no me comprendían. Fue sólo un año más tarde, cuando los atentados terroristas comenzaron de nuevo, que encontré un poco de comprensión. Fui el primer activista de izquierda y miembro del mundo académico que reconoció públicamente el fracaso del proceso de Oslo. En resumen, fui el primer y más firme partidario de Oslo que cambió radical y públicamente de opinión. El segundo gran giro de mi vida llegó en 1994 cuando decidí dejar el mundo académico para dedicarme de lleno a la política. La razón fundamental que me impulsó a dar este paso fue mi gran preocupación por los destinos de Israel y por las cuestiones de seguridad, algunas de las cuales sobrepasan con creces el mero debate político. Fui elegido en la Knésset en 1999 y nombrado Jefe del Su.-Comité de Planificación de la Defensa, cargo que ostenté durante tres años. En las últimas elecciones, obtuve el noveno lugar en las listas del Likud y fui nombrado Jefe del Comité de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Knésset.

¿Sufrió Ud. entonces una profunda mutación?

Mi mutación fue más pragmática que ideológica. Fui muy consciente del peligro que representaba la forma en que los gobiernos israelíes de izquierda trataban los acuerdos de Oslo, ignorando todas las violaciones de los árabes con el control de armamento, en las incitaciones al odio en la juventud y en los colegios. En un momento determinado, pensé que el mero hecho de continuar con el proceso de Oslo constituía una amenaza muy seria, no solamente en lo referente a nuestra seguridad sino también para nuestra existencia misma como país. Mi propósito al unirme al Likud fue intentar buscar soluciones limitando los estropicios. Con ese talante afrontamos las negociaciones de Wye implantando la noción de reciprocidad, hasta ese momento totalmente ausente del vocabulario de Oslo. Los acuerdos no llegaron a ponerse en marcha, ya que como todo el mundo sabe, la otra parte no cumplió sus compromisos. Es por eso que en la famosa “Hoja de Ruta”, sobre la cual tengo mis dudas y que, dicho sea de paso, nunca debimos aceptar, la noción de reciprocidad constituye uno de los pilares sobre la cual fue concebida.

¿Cual es su opinión con respecto a la idea del Primer Ministro con relación a una retirada unilateral israelí?

De cualquier manera esta es una idea a tener muy en cuenta. No debemos olvidar que carecemos de interlocutor. Si deseamos mantener la naturaleza y la mayoría judía del Estado de Israel, debemos separarnos de la población árabe, pero al mismo tiempo, necesitamos grandes zonas territoriales de seguridad con el fin de poder defendernos. La única manera de poner en práctica estas dos condiciones es una retirada unilateral. Si este movimiento se limitara únicamente a la zona de Gaza, yo estaría dispuesto a darle todo mi apoyo. Inclusive si estos lugares que se evacuasen fuesen a ser utilizados por los árabes para armarse, dada la topografía del lugar, no nos enfrentaríamos a grandes problemas de seguridad nacional. Muy distinto seria el caso de Judea y Samaria, ya que si los árabes aprovechasen una retirada unilateral para importar armas iraníes o para fabricarlas, serian Jerusalén y Tel Aviv las que se verían amenazadas.

¿Cómo valora Ud. la evolución del tema de la seguridad?

Pienso que deberíamos actuar simultáneamente en varios niveles. Primeramente seria indispensable expulsar a Arafat y enviarlo a Túnez, castigarlo de manera personal, sino por sus crímenes sí por haber violado todos los acuerdos internacionales. Después deberíamos reforzar nuestras posiciones en Judea y Samaria y paralelamente ofrecerle a los palestinos la posibilidad de establecer una entidad provisional en Gaza, por un período de observación de cuatro años. A la vista del comportamiento, y si se demostrara la posibilidad de una coexistencia pacífica, acudiríamos de nuevo a la mesa de negociaciones. Por el contrario, si la reacción fuese de un recrudecimiento del terrorismo y de actos de guerra, los combatiríamos de la manera más severa. Entiendo que de esta manera comprenderían que reforzamos nuestras posiciones y que nos desinteresamos de ellos. Por lo tanto estoy en favor de un movimiento limitado de retirada unilateral de Gaza. De este modo el mensaje que les haríamos llegar seria de firmeza y de fuerza, representando también de alguna manera un castigo a los dirigentes palestinos por no haber sabido cumplir con honor lo firmado. Si, por el contrario, la idea fuese retirarnos de ciertos lugares en Judea y Samaria, me opondría. Además, una retirada de Gaza no significaría necesariamente que todos los asentamientos judíos deban ser realojados. Cada uno de los casos tendrá que ser estudiado individualmente en función de las necesidades relacionadas con la seguridad. Entiendo que la retirada unilateral propuesta por el Primer Ministro es el primer eslabón para el entierro definitivo de los “acuerdos” de Ginebra. Todo el mundo debe saber que esta iniciativa (los acuerdos de Ginebra), es extremadamente peligrosa y si se quisiera llevar a la práctica, conduciría directamente a Israel a la destrucción total. No significa en absoluto una iniciativa de paz, sino que representa un plan dirigido a crear una nueva etapa en el conflicto. No existe duda alguna de que la “negociación” sobre el número de refugiados árabes que tendrían el derecho de venir a instalarse a Israel constituiría una fuente directa de enfrentamiento armado. Además de una operación de presentación totalmente trucada, esta iniciativa fue presentada como una “iniciativa de paz”, cuando en realidad se trató de una maniobra incitando a la guerra.

En el transcurso del año 2003, han tenido lugar cambios importantes en Oriente Medio. ¿Cómo evaluaría Ud. la situación?

En estos momentos es aún muy confusa y es demasiado pronto para saber si Siria o Irán han cambiado, efectivamente, de política. No sabemos si estamos frente a nuevas estrategias a largo plazo o simplemente frente a ciertos movimientos tácticos llevados a cabo para liberarse de la presión americana. Con respecto a Libia, constatamos que sus dirigentes han procedido a un cambio radical de su política y de su estrategia. A las declaraciones les han seguido acciones concretas, en el proceso de desmilitarización, en la lucha contra el terrorismo y también con el asunto de las indemnizaciones a las víctimas del atentado de la Pan Am 103. Todo ello nos hace pensar que Libia esta tomando en serio su evolución. En cuanto a Siria, nunca se opuso a negociar con nosotros siempre y cuando aceptásemos de antemano todos sus términos. Mi opinión es que para que el cambio de Siria sea creíble, Assad debería seguir los pasos del Presidente Sadat, esto significaría venir a la Knesset y declarar públicamente su aceptación de un Estado judío en Oriente Medio. Por el momento, Siria no ha desmantelado ninguna oficina terrorista en Damasco, ni ha desarmado a Hezbollah instalada en el Líbano, ni tampoco ha reconocido su apoyo pasado y presente a las organizaciones terroristas internacionales. En la actualidad, Iraq no constituye un peligro para Israel, lo que no significa que en cinco años, no sea un país hostil hacia nosotros, a pesar de que se convierta en una democracia pro occidental. No descartamos la posibilidad que de aquí a entonces, la nueva fuerza aérea iraqui, compuesta por aviones de combate americanos, represente una amenaza para Israel, como es el caso actualmente de Arabia Saudita y Egipto.

¿Piensa Ud. realmente que Egipto supone una amenaza para Israel?

¡Supone una de las amenazas más peligrosas!..Egipto posee un arsenal de armamento convencional y una política profundamente anti-israelí. La incitación al odio, tanto a través de la prensa gubernamental como por otros canales, es extremadamente virulenta y abiertamente anti-judía. La doctrina del ejército egipcio está basada en una sola premisa “estar preparados en el caso de un enfrentamiento armado con Israel”. Egipto es el mejor ejemplo simbólico de la cuestión de la democratización en Oriente Medio y de un cambio fundamental de actitud y de relaciones, en general con el mundo occidental y con Israel en particular.

Uds. son muy conscientes de los peligros. ¿Qué hacen para protegerse?

Existen varias respuestas a esa pregunta. La primera está relacionada con los servicios de información y la segunda atañe directamente a la cuestión de armamento. El aspecto más importante es la manera como tratamos las informaciones que nos llegan de los servicios de información y el talante con el que ellos actúan. Hace algún tiempo nuestro objetivo era el de recabar toda la información sobre la capacidad militar de los países vecinos con el fin sobre todo de evitar un ataque por sorpresa. No le otorgábamos una atención especial a países como Libia, Irán o Arabia Saudita, puesto que en definitiva, y en caso de conflicto, los mencionados países solamente podían prestar una ayuda auxiliar a nuestros enemigos. Sin embargo, hoy, con la existencia de mísiles de largo alcance, se convierten en un peligro potencial para nosotros. Por lo tanto, estamos obligados a cambiar nuestro modo de trabajo así como la doctrina de nuestros servicios de información. La cuestión es saber como un país tan pequeño como Israel, que dispone de medios limitados, consigue hacerse con un máximo de información en distintos países y en áreas más amplias.
En relación con la cuestión del armamento, cuando se abandonó el avión de combate Lavie, en los años 80, Israel tomó la decisión de no volver a construir armamento pesado. Nuestra industria militar se concentraría en la fabricación de mísiles tácticos de cualquier género (tierra-aire, aire-aire, aire-tierra, mar-mar, mar-tierra, mísiles anti mísiles, mísiles anti tanques, etc.) armamento electrónico y otros. Se decidió entonces que en ese terreno, no solamente tendríamos ventaja sobre nuestros hostiles vecinos, sino que nuestros productos serian los mejores del mundo. En estos momentos, nos enfrentamos a un serio problema, puesto que Egipto y Arabia Saudita reciben los mismos aviones, helicópteros y tanques que nuestras fuerzas armadas. Un pequeño país como Israel está obligado a mantener una permanente y decisiva ventaja cualitativa, sobre todo por la cantidad de naciones que le rodean. No debemos olvidar que la proporción actual es de 1 israelí por 60 habitantes de cualquier país árabe vecino. La única manera de equilibrar esta realidad es asegurando nuestra superioridad técnica. Por este motivo, el avión de combate americano F-16 vendido a Egipto, no es el mismo una vez que se le ha instalado nuestro sistema electrónico. Cada avión que utiliza nuestra aviación militar está provisto de los últimos avances en tecnología electrónica que están una o dos generaciones por delante de los últimos equipos americanos, a menudo vendidos a los países árabes. Las fuerzas del aire, egipcias y sauditas, llevan a cabo conjuntamente maniobras militares y disponen de un gran arsenal de aviones muy superior al nuestro. A pesar de eso “las Fuerzas Aéreas Israelíes” son infinitamente superiores. Hicimos una excepción únicamente con el tanque Merkava, hoy el mejor del mundo y superior al tanque americano en todos los sentidos, así como a los fabricados en Alemania. Los Merkava III y IV tienen una precisión de tiro y una potencia digna de mención, disponen de una mejor protección para los soldados y van equipados con sistemas electrónicos únicos en el mundo, aunque algunos no dudan en comparar al Merkava IV a un avión de combate equipado por nosotros. Dicho esto, tenemos pensado reducir considerablemente el número de tanques en el seno del ejercito, por una parte basados en la formidable eficacia de los Merkava y por otra por que disponemos de otro tipo de armamento que pueden compensar los tanques que vamos a suprimir.
Nuestra industria militar está volcada en otro proyecto muy ambicioso. El desarrollo de satélites militares, donde nos encontramos en segunda posición mundial después de los Estado Unidos.
Para terminar le diré que vamos a poner en marcha una nueva doctrina militar en cuanto a la utilización de la marina en nuestra estructura de defensa, la idea se basa en utilizar el Mediterráneo para ampliar nuestra profundidad estratégica Se trata de un gran proyecto que requiere de un planteamiento fundamental en la concepción de la defensa nacional.


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